Queriendo ser perfecta, me di cuenta de que nunca lo fui.
Por qué no vi esas señales que dabas, que no estabas a gusto, que nunca lo estuviste?
¿Qué pasó? ¿Qué más querés? ¿Qué puedo hacer? Creo que ya nada, ya no tengo fuerzas ni deseos de hacer nada. No queda más que el bagazo de lo que fui, de aquella tonta ilusionada que te buscaba donde estuvieras, que movía cielo y tierra por verte y que lo único que buscaba era tu amor, tu buen trato, sentirme tuya, a costa de lo que fuera...
¿Cómo es la mujer perfecta que buscás? ¿Cómo debe de demostrarte su amor? ¿Qué sacrificios hay que hacer para tener tu amor completo? No lo sé y no tengo ganas de saberlo. Me ha quedado el sabor agridulce de tus besos en mis labios, en mi cuerpo, en mi alma, esos son los más difíciles de quitar... los que tatuaste desde hace tanto tiempo.
Tiempo es lo que necesito para sanar, para dejar que el dolor haga lo que tenga que hacer para luego sanar las heridas, sola, sin ninguna persona que me dé paja diciendo que "no tengo por qué estar así", "no vale la pena"... Nadie más que yo sé lo que siento y lo que me duele.
Ese dolor será interno, no permitiré que salga, ya no más... yo he sido siempre la que no llora, la que no se cae, la fuerte, pero vos has sacado mi lado débil tantísimas veces que mis ojos ya no tienen lágrimas, ya no pueden ni prestarlas, porque están cansados igual que yo de tanta desilusión, tantos "te amo" que no volverán y tantos deseos de verte que no se cumplirán.
Decís que todo estará bien, si así fuera, estarías conmigo, como siempre, como estoy yo con vos.
¿Acaso debo de gritar "regresá conmigo"?, acaso... acaso nada, ya estoy cansada, ni mis dedos responden como siempre. Mi cuerpo lo resiente, no es el mismo, no tengo energías, ni ánimos de nada, sólo de dormir, por lo menos en mis sueños sos mío y yo tuya, como siempre fue, como siempre lo será...
Adiós mi amor... mi primer amor
